jueves, 7 de septiembre de 2017

EN LO QUE DURA EL SUSPIRO DE UN NIÑO

De lejos observo la figura difuminada  de un padre y su hijo refugiados bajo un paraguas negro, el padre aprieta fuertemente la mano del pequeño,cruzan rápidamente por una plaza presidida por la figura de un Ángel que tiene sólo una ala, cruel testigo de lo que en apenas unos segundos va a suceder.
Hoy la magia de Alberto, así es como se llama el padre, no va a ser suficiente para superar el cruel acontecimiento que la vida le tiene preparado. Bajo la mirada atónita de su hijo, Alberto se desplomará al suelo como una marioneta.
El hijo, Javier, podrá contemplar cómo su héroe ya no lo es tanto, que su padre, el mismo que ésta mañana le ponía la leche en su bol de Spiderman besará el suelo mojado y se empapará con la vulneralidad de un recién nacido, durará lo mismo que dura un suspiro, el de su hijo que quedará en silencio junto al cuerpo de su padre.
Esta noche su padre ya no podrá contarle su cuento antes de irse a dormir, no le arropará y no será la última cara que vea antes de cerrar los ojos y dormir, porque su padre ya no estará allí.
Odio mi trabajo, pero llevo toda la vida haciendo lo mismo, a presenciar los gritos desgarradores de las personas arrodilladas suplicando al cielo, como si clamar al cielo sirviera de algo, al final todo acaba de la misma forma, en dolor.
Me llamo MUERTE y sabes que tarde o temprano, quizás en un día de lluvia de la mano de tu hijo, tus ojos se crucen con los mios y entonces se habrá acabado todo, así que permíteme que te de un consejo, vive el día como si fuera el último, porque en cualquier rincón, en cualquier esquina y en lo que dura el suspiro de un niño nuestras vidas se crucen para siempre.

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