Rompo una lanza por los
que se sientan al final de clase, por aquellos que pueden contar los
amigos con los dedos de la mano, por aquellos que les gusta madrugar
porque quieren del día disfrutar y por los que quieren dormir para
poder soñar un poquito más.
Sonrío por quien tiene
un amigo como marido y una mujer como compañera, por aquellos que
bailan en el salón esquivando el aspirador y luego se besan en la
entrada del recibidor. Aquellos con el pelo cubierto de canas que se
cogen de la mano y se abrazan en un semáforo sin importarles si el
rojo dura mucho o el verde muy poco.
Por los que miran al
cielo sin paraguas cuando cae la lluvia y luego con el sol, debajo de
un árbol se refugian. Los mismos que pasean por la playa en invierno
y escriben su nombre en una arena llena de espuma. Por aquellos que
aun se creen que se oye el mar a través de una caracola y por la
noche piden un deseo cuando una estrella se cae del cielo.
Admiro a las personas que
trabajan de noche y duermen de día, a los que ven el sol salir y a
la luna morir, a los que de cortes dibujan las lineas de sus manos
para llevar a casa un misero salario, a las personas que te animan a
seguir aun sabiendo que no lo vas a conseguir. A los que se caen y se
vuelven a levantar , a los que golpean su cara contra el fango de su
vida y aprietan los puños mientras piensan que ya más bajo no se
puede vivir.
Envidio las sonrisas
perpetuas , al Peter Pan disfrazado de hombre que se sonroja cuando
ve entrar por la puerta del Supermercado a su Campanilla de barrio, a
los creadores de sueños porque los sueños te hacen soñar que todo
lo bueno que te pasa en la vida no es sueño si no una bonita
realidad.
Odio a los que critican y
luego cuando vienen curvas son los primeros que se rajan, los que te
juzgan sin conocerte y los que te conocen tanto que te hacen daño. A
las personas que se disfrazan y no dan la cara, a los que se esconden
tras tu espalda y aparecen cuando ya no te hacen falta.
Es mi vida, es mi
mundo, es tu vida es nuestro mundo, se que sólo son palabras y que
no se ven como una amenaza, porque al fin y al cabo, son eso, sólo
palabras, las mismas que se dibujaron en esa playa un invierno
cualquiera, que son más efímeras que aquella estrella que cayó del
cielo un Agosto cualquiera y tan silenciosas como el ruido del mar
dentro de una caracola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario