martes, 10 de febrero de 2015

TERROR EN EL HIPERMERCADO


Lo último que recuerdo es el contacto suave y confortable de la mano de mi madre, me encontraba rodeada de gente desconocida y gente que andaba muy deprisa y que hacían todo lo posible por cambiar la trayectoria para evitar el contacto de un cuerpo menudo y bajito de siete años en medio del pasillo de menaje. Era una evidencia , estaba perdida, lo primero que pensé es gritar ponerme a llorar y patalear en el suelo hasta que alguien viniera en mi ayuda , pero eso no lo iba a hacer, como he dicho muchas veces, ya soy mayor, además. Siempre soñé en que llegara este momento ¿no? El de estar caminando a mis anchas sin que nadie me dijera lo que tenia que hacer, no toques eso, no te subas ahí, no te comas eso ahora que luego no comerás... Y aquí empezaba mi primera y apasionante aventura por el Centro Comercial.


Lo primero que iba hacer es irme a comer algo ya que hoy habíamos madrugado para venir al centro. Un mundo maravilloso se abrió ante mis ojos , entre hojaldres y chocolates iba moviéndome sigilosamente como los animales que salen en los reportajes que ve Papá atacando a esos pobres cervatillos,a mi me gustaría tener uno, pero en casa no tenemos espacio y creo que mama tampoco me dejaría.
Una vez localizada la presa la agarré con mis manos , disimuladamente le quité el envoltorio y mis dientes se hundieron en el tierno y suave bollo sin compasión. Al cabo de unos segundos el chocolate cremoso hizo acto de presencia en mi boca y creo que fuera de ella también, una vez acabado guarde las posibles pruebas en el bolsillo mi Anorak.
Mi siguiente Objetivo era la tienda de juguetes más conocida del centro comercial, allí podrá estar con aquellas muñecas que mamá no me deja jugar y con todo un paraíso de diversión al alcance de mis manos. A penas a cinco metros antes de entrar veo que hay un señor vestido de azul con gorra y una placa en la solapa vigilando la entrada. Esto va a ser más difícil de lo que yo pensaba, mientras espero como entrar sin llamar la atención, desde el cielo una voz entrecortada y muy alta anuncia la desaparición de Lorena López Aguado niña de siete años y luego empieza a describir paso a paso la ropa que llevo puesta.

Esto empezaba a complicarse, ¿Pero es que una no puede tener su momento para disfrutar? , pensé yo. Cambio de planes, próximo objetivo, planta moda joven, tengo que hacer lo que sea para cambiarme de ropa y intentar distraer al señor vigilante de la tienda de juguetes. No voy a contar como logré cambiarme de ropa sin que sonara la alarma de la tienda, eso me lo guardo para mi o para colgarlo en algun Tutorial en You Tube.

De nuevo tenia mi objetivo frente mis ojos y sólo un milagro me haría evitar que me encontraran. De golpe y porrazo el vigilante se lleva la mano a su oreja y empieza a correr dejando la entrada libre, Gracias Dios, te juro que voy a hacer los deberes todos los días y comerme las judías verdes de la abuela . Cuando me dispongo a entrar como una triunfadora por las puertas del paraíso una mano en mi hombro me sujeta, mi cabeza se va girando poco a poco y los ojos llorosos de mi madre se clavan en los míos, me espero lo peor, en unos segundos mi corta vida pasa como a cámara rápida, el verano con mis primos, mi primer helado, el día de reyes que me regalaron mi muñeca, las tardes de cine.... pero en vez de una reprimenda mi madre me abraza fuertemente casi al limite de dejarme sin respiración. Me hicieron devolver la ropa que no era mía y me fui a la cama sin cenar creo que todo acabo mejor de lo que yo pensaba , la próxima vez no fallaría y si lo hago se acabaran las aventuras de intrépida Lorena.



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