martes, 17 de febrero de 2015

UN VIAJE EN TREN


Llevo varios años cogiendo el tren y la verdad es que podría estar hablando durante días enteros acerca del maravillo mundo del vagón.
 La primera cosa a destacar es la llegada del tren, todos los viajeros se preparan para entrar los primeros y coger sitio, tras una línea imaginaria nos colocamos a la espera del pistoletazo de salida.
Se abren las puertas, por favor, dejen salir antes de entrar, en cabeza la abuela recién salida de la peluquería con los codos preparados, en segundo lugar el obrero marroquí que no deja bajar a nadie del tren y se intenta meter por el centro de la puerta, la señora del carrito de bebé que aparece de la nada corriendo porque estamos frente a la puerta de los lavabos, la de la entrada habilitada para carros y sillas de ruedas, el paraíso para todo viajero y por ultimo el señor que llega antes de tiempo  a la estación y que se mantiene a una cierta distancia pensando, “bueno, ya cogeré el siguiente, que vendrá vacío”.

Lo primero que te puedes encontrar al subir al vagón son dos cosas, la primera una bicicleta cruzada al lado de la puerta, que si tanto deporte quieres hacer porque coges el tren, madruga y déjanos un poco de espacio. Hablando de  Bicis, me hace mucha gracia esas bicicletas plegables.. ¿Hay que estudiar un Máster para poderlas plegar? Seguramente tardas menos en llegar de casa a la estación  que en plegar la dichosa bicicleta, no lo entiendo , pero bueno, respeto la gente que quiere hacer deporte de esta forma.
Lo segundo es el típico/a personaje que nació y morirá cansado y decide sentarse en el suelo descansando su espalda en la puerta del tren. El perfil de este tipo de persona suele ser estudiante, con gorro de lana, chaqueta militar, IPhone en mano mensajeandose a cien por hora con la fea . Lo peor de todo es que cuando le rozas con la bolsa o con tu pierna levanta los ojos y te mira como si te perdonara la vida...por favor si sólo son las ocho de la mañana...
Una vez situado y encontrado mi sitio en el vagón observo diferentes perfiles de viajeros, como son tantos sólo voy a dar unas pequeñas pinceladas.
Persona agarrada fuertemente a la barra del tren que pase lo que pase no se va a mover ni un centímetro de su sitio en caso de accidente o colisión del tren, el señor en cuestión seguiría agarrado fuertemente a la barra. Señor leyendo periódico a sus anchas, le va a dar igual que haya gente o no, el se tiene que leer el periódico hasta el final. Persona leyendo con libro digital, hay dos perfiles; Una primera que no despegará los ojos de la pantalla (Primo hermano del de la barra), sobre todo si a escasos centímetros divisa persona mayor o embarazada. El segundo perfil de persona al contrario que la primera, persona que cada diez segundos mira a su alrededor, izquierda, leo una frase, derecha leo otra frase y así sucesivamente hasta quedarse con la mirada perdida.. En el otro lado, en el lado oscuro, los que se niegan al avance de la tecnología, los que dicen "yo prefiero los libros de papel, los de siempre, los de toda la vida," pues anda, carga tu con Los pilares de la Tierra, Inferno o el Código Da Vinci. Persona con móvil , esto ocurre en el 85 % de los casos, no voy a comentar nada al respecto, demasiado evidente y muy largo de explicar. Conversaciones en voz alta del grupito de las mujeres que se conocen sólo de coger el tren, y comentan para todos lo que nos encontramos en el vagón lo que pasó la noche de antes en la serie española de turno. Chico con la música...aggg, perdón acaba de pisarme el señor que se pasa todo el viaje haciendo viajes al lavabo, me imagino que para fumar o sentarse para que las señoras del fondo que cacarean de una forma exagerada no le taladren el cerebro.
Luego aparecen los que viven del tren, los revisores, que sólo pasan cuando no has picado el billete, los vendedores de pañuelos con la nota de soy pobre , tengo dos hijos pero tengo una zapatillas molonas. Los profesionales de la música, por favor , que alguien le daga al señor del acordeón que se dedique a robar carteras y no agreda al pobre instumento musical.
Otro tema a destacar es el tema de la lluvia, ¿Si se mojan los raíles el tren patina? ¿Por qué llegan siempre tarde? En los coches lo puedo entender, pero los trenes no cogen caravana, ¿Hay goteras en los túneles y por eso corren menos?
Como veis esto del tren da para mucho. Muchas veces pienso en lo cruel que puede ser el tren y lo que influye el destino en las personas,   un ejemplo, dos personas que se  sientan una enfrente de la otra y una es un responsable desesperado por buscar un empleado eficaz y la otra es otra persona desesperada en paro que busca un trabajo que le ayude a llegar a final de mes. Vemos también un chico que le han dejado por ser excesivamente cariñoso y que su pareja le pide un respiro y la otra una mujer maltratada que solo busca un poco de cariño y comprensión. Un editor que no encuentra aquella obra que pueda ser publicada y otro un escritor frustrado con su libro lleno de miedo dentro de un cajón. El tren es una pequeña vida, un pequeño mundo donde nunca puedes saber lo que te puede sorprender ni lo que te puede llegar a suceder donde el conductor es el destino y tu eres una siempre marioneta balanceándote de izquierda a derecha.

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