Llevo varios años cogiendo el
tren y la verdad es que podría estar hablando durante días enteros acerca del
maravillo mundo del vagón.
Se abren las puertas, por favor,
dejen salir antes de entrar, en cabeza la abuela recién salida de la peluquería
con los codos preparados, en segundo lugar el obrero marroquí que no deja bajar
a nadie del tren y se intenta meter por el centro de la puerta, la señora del
carrito de bebé que aparece de la nada corriendo porque estamos frente a la
puerta de los lavabos, la de la entrada habilitada para carros y sillas de
ruedas, el paraíso para todo viajero y por ultimo el señor que llega antes de
tiempo a la estación y que se mantiene a
una cierta distancia pensando, “bueno, ya cogeré el siguiente, que vendrá
vacío”.
Lo primero que te puedes encontrar al subir al vagón son dos cosas, la primera una bicicleta cruzada al lado de la puerta, que si tanto deporte quieres hacer porque coges el tren, madruga y déjanos un poco de espacio. Hablando de Bicis, me hace mucha gracia esas bicicletas plegables.. ¿Hay que estudiar un Máster para poderlas plegar? Seguramente tardas menos en llegar de casa a la estación que en plegar la dichosa bicicleta, no lo entiendo , pero bueno, respeto la gente que quiere hacer deporte de esta forma.
Lo segundo es el típico/a
personaje que nació y morirá cansado y decide sentarse en el suelo descansando
su espalda en la puerta del tren. El perfil de este tipo de persona suele ser
estudiante, con gorro de lana, chaqueta militar, IPhone en mano mensajeandose a
cien por hora con la fea . Lo peor de todo es que cuando le rozas con la bolsa
o con tu pierna levanta los ojos y te mira como si te perdonara la vida...por
favor si sólo son las ocho de la mañana...
Una vez situado y encontrado mi
sitio en el vagón observo diferentes perfiles de viajeros, como son tantos sólo
voy a dar unas pequeñas pinceladas.
Persona agarrada fuertemente a la
barra del tren que pase lo que pase no se va a mover ni un centímetro de su
sitio en caso de accidente o colisión del tren, el señor en cuestión seguiría
agarrado fuertemente a la barra. Señor leyendo periódico a sus anchas, le va a
dar igual que haya gente o no, el se tiene que leer el periódico hasta el
final. Persona leyendo con libro digital, hay dos perfiles; Una primera que no
despegará los ojos de la pantalla (Primo hermano del de la barra), sobre todo
si a escasos centímetros divisa persona mayor o embarazada. El segundo perfil
de persona al contrario que la primera, persona que cada diez segundos mira a
su alrededor, izquierda, leo una frase, derecha leo otra frase y así
sucesivamente hasta quedarse con la mirada perdida.. En el otro lado, en el
lado oscuro, los que se niegan al avance de la tecnología, los que dicen
"yo prefiero los libros de papel, los de siempre, los de toda la vida,"
pues anda, carga tu con Los pilares de la Tierra, Inferno o el Código Da Vinci.
Persona con móvil , esto ocurre en el 85 % de los casos, no voy a comentar nada
al respecto, demasiado evidente y muy largo de explicar. Conversaciones en voz
alta del grupito de las mujeres que se conocen sólo de coger el tren, y
comentan para todos lo que nos encontramos en el vagón lo que pasó la noche de
antes en la serie española de turno. Chico con la música...aggg, perdón acaba
de pisarme el señor que se pasa todo el viaje haciendo viajes al lavabo, me
imagino que para fumar o sentarse para que las señoras del fondo que cacarean
de una forma exagerada no le taladren el cerebro.
Luego aparecen los que viven del
tren, los revisores, que sólo pasan cuando no has picado el billete, los
vendedores de pañuelos con la nota de soy pobre , tengo dos hijos pero tengo
una zapatillas molonas. Los profesionales de la música, por favor , que alguien
le daga al señor del acordeón que se dedique a robar carteras y no agreda al
pobre instumento musical.
Otro tema a destacar es el tema
de la lluvia, ¿Si se mojan los raíles el tren patina? ¿Por qué llegan siempre
tarde? En los coches lo puedo entender, pero los trenes no cogen caravana, ¿Hay
goteras en los túneles y por eso corren menos?
Como veis esto del tren da para
mucho. Muchas veces pienso en lo cruel que puede ser el tren y lo que influye
el destino en las personas, un ejemplo,
dos personas que se sientan una enfrente
de la otra y una es un responsable desesperado por buscar un empleado eficaz y
la otra es otra persona desesperada en paro que busca un trabajo que le ayude a
llegar a final de mes. Vemos también un chico que le han dejado por ser
excesivamente cariñoso y que su pareja le pide un respiro y la otra una mujer
maltratada que solo busca un poco de cariño y comprensión. Un editor que no
encuentra aquella obra que pueda ser publicada y otro un escritor frustrado con
su libro lleno de miedo dentro de un cajón. El tren es una pequeña vida, un
pequeño mundo donde nunca puedes saber lo que te puede sorprender ni lo que te
puede llegar a suceder donde el conductor es el destino y tu eres una siempre
marioneta balanceándote de izquierda a derecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario